“No creían en mí”. Osvaldo Granados explica por qué siempre hubo “kioscos”, por qué fracasó el socialismo y cómo el amor salvó su carreraPor Leni González
Cuando el joven Osvaldo Granados quiso averiguar qué comentarios había provocado en sus futuros suegros el día que lo conocieron, la novia contestó “Dijeron que sos alto”, lacónica respuesta que no olvidó pero que se mantiene irrefutable. El “Bebo”, como lo llaman todos en la profesión, es un señor alto, de gruesos anteojos oscuros, con una sonrisa y memoria envidiables y una manera de hablar veloz, colorida, profusa pero sin perder el foco, con la mira en el remate y el don de convertir procesos complejos en historias aptas para legos.